miércoles, junio 01, 2005

Ya está aquí

Tras la vertiginosa caida del euro provocada por el no francés y holandés a la constitución europea nuestra factura energética subirá de precio en los próximos meses. Coincidiendo además con un nuevo embite de los precios del petróleo el problema adquiere unos matices más preocupantes. No entiendo como en este contexto algunos autores comienzan a hablar de un posible escenario de deflacción en Alemania y de una "niponización" de la economía europea.

En mi opinión la combinación de la debilidad de las economías francesa y alemana conjugada con el cercano y fuerte aumento de los costes energéticos tendrá como resultado un cóctel explosivo: estanflación (alta inflación acompañada de negativo crecimiento económico). El BCE tiene ahora la oportunidad de enviar un mensaje contundente a los sectores económicos subiendo los tipos de interés en un cuartillo. Esta medida más que por las consecuencias reales que tuviera sobre la economía, tendría más un componente psicológico derivado de la tormenta bursátil que desataría junto con una fuerte restricción temporal del consumo que incluso podría causar unos limitados crecimientos negativos. Pero en el medio plazo la medida sería beneficiosa al extirpar de raiz un problema que se avecina causado por el oro negro y que es una hiperinflación.

En realidad no creo que el BCE tenga el valor de hacer esto, más bien me inclino por pensar que los tipos seguirán intactos durante todo este año si no es que bajan algo más. La inyección extra de liquidez que supondría esta medida impulsaría aún más las ya insostenibles, por descuento de flujos futuros, valoraciones de las compañías cotizadas en bolsa y seguiría alimentando la burbuja ya existente en el mercado de bonos y en el inmobiliario (este último problema en Alemania no existe, por lo que en Bruselas no preocupa).

Ahora es cuando hecho en falta en Europa la decisión e independencia de Mr. Greenspan, que ha sabido llevar hasta el límite los tipos de interés para provocar una rápida activación de la economía USA para después devolver las tasas a sus niveles neutrales. Mientras tanto en Europa hemos estado anclados en ese ambiguo 2% que no ha servido para relanzar las locomotoras económicas y que al mismo tiempo ha desincentivado por completo el ahorro al situar los tipos de interés reales en tasas negativas.

Esta situación es aberrante y dura ya demasiado.

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